martes, 21 de abril de 2015

Los ritos conclusivos de la Misa


Los ritos conclusivos de la Misa

Finalidad
   Envío misionero
   Compromiso liberador
   Contenido
   Avisos a la comunidad
   Saludo y bendición
   Despedida

El canto de Salida

Saber despedirse es todo un arte. Un canto fraternal puede darle a este final un tono más amable y agradable. Es preciso que el pueblo que ha participado en la celebración salga a la calle con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber crecido en fraternidad y con la decisión de dar testimonio en medio del mundo.
   Se forma la procesión de salida. La asamblea ha sido disuelta y es bueno que esta asamblea manifieste su alegría y su compromiso de vivir como cristianos eucarísticos.
   El canto de salida no forma parte de la liturgia, nunca ha sido parte oficial del rito. Es un canto que se llama Ad libitum, es decir, los músicos están en libertad de planificar y escoger la música que propicie una terminación adecuada a la Misa.
   Aunque algunos pastoralistas quieren suprimirlo, la psicología nos indica que no sería lo indicado, ya que cortar de esta manera la celebración no sería bueno.
   Éste es el momento en el que, por ejemplo, el Ave María tan solicitado para el rito del matrimonio, puede ser interpretado, y no tan antilitúrgicamente en el momento de la presentación de dones o, peor todavía, en el momento de la consagración.
   Aquí puedes lucir a tu coro, tus composiciones, tu arreglo vocal e instrumental o bien únicamente hacer uso de los instrumentos para este momento. Aquí es donde caben los cantos de evangelización que te gustan, que aprendiste en algún encuentro y quisieras interpretar. Aquí, en un ambiente de alegría y fraternidad canta para animar la fe de tus hermanos.

Toma en cuenta en tu elección del canto, que no sea uno de esos que, aunque hablan muy bonito del amor y otros valores, no fueron compuestos para el Señor.

lunes, 20 de abril de 2015

Liturgia de la Eucaristía



Liturgia de la Eucaristía
Finalidad
  • Encuentro personal con Cristo
  • El Hombre y Dios frente a frente
  • Cristo se hace Sacrificio, y con Él nosotros, al Padre por el Espíritu
Contenido
  • Presentación de dones
  • Plegaria eucarística (antiguamente llamada Anáfora o Canon)
La Plegaria tiene nuevos elementos:
  1. Prefacio: El Santo, Santo, Santo es el Señor
  2. Transición a la epíclesis
  3. Epíclesis
  4. Narración de la Institución
  5. Anámnesis
  6. Segunda epíclesis o invocación
  7. Conmemoración de los santos
  8. Intercesiones
  9. Doxología de Alabanza
Ritos de Comunión
  1. Padrenuestro
  2. Signo de la paz
  3. Cordero de Dios (Agnus Dei)
  4. Signo de la fracción del pan
  5. La comunión
  6. Oración después de la comunión
La música en la liturgia de la Eucaristía

1. Presentación de dones

   Nos ponemos ante ti

¿Canto de ofertorio o canto de presentación de dones?

Durante mucho tiempo, quienes cantamos en Misa hemos empleado mal el lenguaje al decir: el canto de ofertorio. Este momento litúrgico trata de la presentación de dones, no de la ofrenda del sacrificio de Cristo que se realiza a través de la Plegaria eucarística.
Hasta este momento el pan y el vino son únicamente dones que el pueblo congregado presenta al Señor para ser ellos, más tarde, el Cuerpo y la Sangre del Señor. Hasta este momento no hay víctima para ofrecer al Padre. Estamos solamente preparando los dones, así como Cristo lo hizo.
   Además del pan y del vino, tienen cabida otras posibles ofrendas. Puesto que no podemos arrancar nuestro corazón y depositarlo sobre el altar, damos algo nuestro, como el dinero o las cosas materiales. Conste que dije "ofrenda" y no "limosna". Nuestra Iglesia no es limosnera. En este momento tu propia vida es la que entregas al Señor, tus sueños, tus anhelos, tus problemas y también tus miserias, porque cuanto más valioso sea nuestro obsequio, más expresará nuestro amor.

¿Qué función tiene el canto de presentación de dones?

Ya quedamos en que lo llamaremos así, con su nombre litúrgico correcto: canto de presentación de dones y ya no canto de ofertorio.
   Esta colocado entre la Liturgia de la Palabra y la Plegaria eucarística. Es un momento menos intenso de la celebración y es una especie de respiro para toda la asamblea. Es una pausa en el camino de la celebración que nos debe permitir interiorizar la palabra escuchada y prepararnos fuertemente para la Plegaria eucarística.

¿Cómo se canta el canto de presentación de dones?

No necesariamente este momento debe ser cantado. Existen tres posibilidades musicales que puedes tomar en cuenta como músico para esta parte de la celebración:

a) La primera posibilidad es hacerlo todo en silencio o con una música de fondo, dándole un reposo al alma y a nuestros sentidos. Deberá cuidarse entonces que las piezas interpretadas por el instrumento no estorben ni roben esa paz que debe existir.

b) La segunda posibilidad es el canto. Aquí hay que señalar que los cantos que se elijan para este momento de la Misa los debemos revisar a conciencia en su letra y en su música. Ellos no deben insistir en el aspecto de ofertorio, sino en el aspecto de donación o entrega, o bien, de la alegría por sabernos hermanos reunidos en torno de Cristo o también pueden ser cantos que prolonguen el contenido entregado por Dios en la Palabra o el que se está viviendo en determinado momento litúrgico. Se recomienda que sus arreglos musicales sean suaves y bellos para que ayuden a destacar ese momento de reposo del que ya hablábamos. Este canto puede ser interpretado únicamente por el coro, con lo que adquiere el mismo sentido que la música de fondo, o puede ser cantado por toda la asamblea, lo cual no se debería hacer muy a menudo, ya que la obliga a estar activa, cuando en este momento la asamblea debe tener ese momento de reposo que ya comentamos. No debemos utilizar cantos que repitan el contenido de la oración universal o cantos que no tengan nada que ofrecer.

c) La tercera posibilidad es recitar en voz alta las plegarias de presentación de dones y que el pueblo conteste lo que les toca responder en ese momento: "Bendito seas por siempre Señor". Ello evidentemente no se tiene que hacer nunca cuando hay música de fondo y mucho menos si se esta cantando.


Cualquier posibilidad que tú elijas para ese momento, recuerda que no debe de alargarse más allá del tiempo que se tiene destinado para ello. Tienes que estar muy al pendiente y observar con mucho cuidado el ritmo que el celebrante lleva en la preparación de los dones, para que no termines antes o después que el presidente de la celebración, sino juntamente con él; de lo contrario estarías realizando mal tu función como músico litúrgico.

2. Santo, santo, santo es el Señor

   Núcleo de los motivos de alabanza y gratitud

¿Qué es el Sanctus?

El Santo, introducido a la celebración eucarística en el siglo IV en la Iglesia de Oriente y en el siglo V en la Iglesia de Occidente, es una expresión de reconocimiento hacia la grandeza y la santidad de Dios. Es una aclamación que une esta Iglesia terrestre a la Iglesia celeste.

   Es el canto más antiguo y el más importante del repertorio de los cantos llamados "del Ordinario".
   Es una oración compuesta en una parte por las palabras que el profeta Isaías oyó cantar a los serafines y la otra parte procede de la alabanza con la que la multitud aclamó a Jesús al entrar en Jerusalén.
   Es un modo de darle la bienvenida a Cristo, el cual está a punto de venir sobre el altar tan pronto el sacerdote pronuncie las palabras de la consagración... ¿No te parece extraordinario?

El Sanctus es la manera de preparar el alma a la venida del Señor en lo íntimo de nuestro ser.

¿Quién canta el Santo?

Es un canto que le pertenece al sacerdote y al pueblo; es un canto que pertenece a toda la asamblea congregada.
   No, no pienses que no te toca cantar. El coro y los músicos también somos pueblo. Es en este canto donde todos nos unimos al coro de los ángeles y los arcángeles para aclamar y alabar a Dios por sus bondades.
   La función que debes tener como músico litúrgico en este momento es la de animar a la asamblea a que cante y la de respetar íntegramente el texto "oficial" del Santo cuando se trate de elegir uno ya compuesto o tú vayas a componer alguna melodía para esta hermosa letra.
   Si hay algún canto que debamos respetar completamente y cuidar que sea respetado, ése es el Santo, Santo, Santo es el Señor.
   Cambiar o alterar el texto supone privar a la asamblea de la intervención que le corresponde. Si no "cantamos con los ángeles y los arcángeles"... nos "salimos" de la celebración celestial. ¡Únete sencillamente!

¿Cómo se canta el Santo?

Como el Santo es una aclamación al Señor, debe ser entonado con entusiasmo, con alegría, con energía.
   Recuerda que es todo tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no pierdas de vista que es un canto celestial que debe ser acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite a cantar desde lo más profundo del alma esta oración. Es un canto al que debemos darle una estructura musical sencilla, fácil de aprender y de repetir por la asamblea.
   Componer una melodía sencilla no significa sólo crearla utilizando "la primera y la segunda" de un tono, sino poniendo el empeño musical para lograrlo bellamente.
   Ése es también el compromiso de tu ministerio como músico en la liturgia: "elevar" tus conocimientos musicales; es decir: superarte.

3. Anámnesis o aclamación conmemorativa

   Salvación por Cristo

Es el momento en que decimos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! o Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas, o bien. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.

   Estas respuestas aclamatorias con las oficiales y son propiamente una conmemoración del sufrimiento y la glorificación del Señor, con una expresión de fe en su venida.
   La variedad en cantar estos textos y en la música es deseable. Así que a componer, amigos músicos.

4. El Amén solemne

   El verdadero ofertorio

El sacerdote eleva la Víctima preciosa, que es Cristo, y pronuncia las palabras: Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos; entonces los fieles dan su asentimiento y hacen suyas esas palabras contestando vigorosamente: Amén.
   Ahora sí que hay "Víctima" que ofrecer al Padre. Cristo es elevado al Padre, como ofrenda viva una vez más. ¡Éste es el verdadero ofertorio, el único ofertorio, el santo ofertorio... la divina Ofrenda que una vez más se entrega por la salvación de todos los hombres.
   Por ello te digo que hay que cantar Amén vigorosamente, porque es el signo con el que se agradece, se asiente, se acepta y se reconoce en ese Cuerpo y en esa Sangre elevadas, al único Salvador, al único Amor.
   Hay que cantarlo siempre. Es lo deseable ya que, litúrgicamente hablando, es lo correcto.

5. El Padrenuestro

   Conciencia de ser hijos y hermanos

¿Qué es el Padrenuestro?

El Padrenuestro es uno de los más grandes tesoros de la Iglesia. Para nosotros los músicos cristianos tendría que ser la Iglesia. Para nosotros los músicos cristianos tendría que ser la perla más preciosa y preciada que tenemos y que guardamos en el mejor cofre de nuestro corazón. La acariciamos, la protegemos y por todos los medios debemos evitar su manipulación así porque sí.

¡Es la misma oración que Cristo nos enseñó!

Es ni más ni menos, Palabra de Dios. Es la oración por excelencia con la que nos manifestamos como hijos del Padre y hermanos de Jesucristo. Pedimos el perdón de nuestros pecados y el pan de cada día. Nos comprometemos con el amor al hermano y declaramos nuestra fe.
   Con el Padrenuestro en la Misa, comienza nuestra preparación inmediata en el Banquete pascual, comienza el rito de la comunión.

¿Siempre debe cantarse el Padrenuestro?

No, no siempre debe cantarse, también esta permitido recitarlo. Se puede cantar únicamente en las celebraciones dominicales o en las solemnidades.
   Lo que debemos recordar es que el Padrenuestro debe ser cantado o recitado con el corazón, sin prisa, meditado en cada palabra que vamos pronunciando. Fijémonos en lo que estamos diciendo, ya que, como se expresó anteriormente, es el mismo Cristo el que habla en nosotros al Padre. Ora y alaba en nosotros, con nosotros y por nosotros.

¿Quién canta el Padrenuestro?

Es un canto de la asamblea. Le pertenece al pueblo. Debe ser entonado por todas las personas congregadas. Es un momento que no acepta exclusividades, adornos corales complicados, y tampoco acepta cambios en el texto original. No podemos alterar la letra porque el autor de la letra no es otro sino Cristo.
   Eso nos recuerda cada vez la monición que introduce el Misal Romano al Padrenuestro: Fieles a la recomendación que nos hiciste y siguiendo la letra que nos dejaste, nos atrevemos a cantar.
   ¡Músico litúrgico, en este momento particular siéntete orgulloso porque vas a cantar letra divina, porque vas a entonar el mismo texto que Cristo pronunciara una vez. Porque tienes la oportunidad de ponerle música a su propia inspiración.
   Ante tal distinción, si eres compositor ¿qué música le harías? Y si eres cantante ¿cómo lo cantarías? ¿Lo habías pensado así?

¿Cómo se canta el Padrenuestro?

Reflexionando lo anterior, creo que sobra recomendar que cada vez que se entone el Padrenuestro, no hay que hacerlo de dientes para afuera, sino con toda el alma, con todo el pueblo, en unidad y con toda la energía positiva, con toda la fe.
   Procura que la comunidad conozca perfectamente la melodía y ensaya previamente con ella tus arreglos corales. En ese momento cumple tu función con calidad.

6. Doxología del Padrenuestro

Estas palabras de alabanza: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor, son cantadas por todos, especialmente cuando se canta el Padrenuestro. También aquí el coro puede realzar la aclamación con armonía. Esto quiere decir: sin cambiar la letra... ¡cántalas! Por lo menos en las solemnidades... (Aunque cada celebración es y debiera ser una solemnidad, ¿qué no?)

7. El Cordero de Dios o Agnus Dei

¿Qué es el canto del Cordero de Dios?

Es un canto sacrificial que da sentido al gesto de Jesús, que partió el pan diciendo: Tomad y comed... Bebed todos de él, y que acompaña la fracción del pan.
   El mismo Cristo se parte para todos en este momento de la celebración de la Eucaristía y nosotros le pedimos una vez más que venga a nuestro corazón, que tenga piedad de nuestra debilidad y nos conceda su paz.
   Es pues un canto litánico para acompañar la partición del pan en preparación para la comunión.

¿Por qué a este canto se le llama también Agnus Dei?

Porque Agnus Dei en latín significa Cordero de Dios. El evangelio de Juan y el Apocalipsis llaman así a Jesús. En la iconografía se llama Agnus Dei a la figura de un cordero con una herida, con una bandera y un halo que seguramente tú ya has visto en sagrarios, ornamentos, en el cirio pascual y algunos otros objetos litúrgicos. Con ella se alude a la muerte, resurrección y totalidad del sacrificio de Cristo, evocado en la Eucaristía.

¿Quién canta el Cordero de Dios?

A diferencia del Santo, Santo, Santo es el Señor y del Padrenuestro, el Agnus Dei o Cordero de Dios no es necesariamente un canto del pueblo y por lo tanto puede ser cantado solamente por el coro o el solista, aunque se sugiere que el pueblo cante las respuestas Ten piedad de nosotros y Danos la paz.
   Hagamos caso a esta sugerencia y entonces, como buenos músicos en la liturgia, habremos de procurar que el pueblo cante esta parte que le corresponde.

¿Cómo se canta el Agnus Dei?

El canto tiene dos partes: una que llamaremos la invocación, es decir, donde cantamos Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo y la otra que llamaremos la respuesta, es decir, ten piedad de nosotros y danos la paz. Se llama respuesta porque, como ya dijimos, es la parte cantada donde responde el pueblo u otra parte del coro.
   La respuesta y la invocación podrán ser repetidas según exija la acción.
   Recuerda que no es el momento de un lucimiento coral, sino de acompañar el momento litúrgico que se está viviendo, aunque cante el coro solamente.

Sugerencias para cantar el Cordero de Dios

Veremos cuatro pistas para que tu coro y tú puedan cantar mejor el Agnus Dei.

  1. Nunca sustituir este canto por un canto de los llamados "Cantos de paz", ya que de ningún modo un canto de este tipo puede sustituir el Cordero de Dios.
  2. Comienza a cantar en el momento en que veas que el sacerdote toma el pan para partirlo. Exactamente ahí debe iniciar este canto.
  3. No tengas miedo al silencio que puede acompañar el signo de "dar la paz". Recuerda que el silencio también es ¡música! Espera... En este momento de la paz no es necesario decir palabras, basta sólo con apretar las manos o darnos un abrazo y es mejor no cantar nada. Si hay que decir algo se dirá: La Paz del Señor esté contigo y se contesta: Y con tu espíritu.
  4. No alteres el texto litúrgico original cuando trates de componer una melodía. Procura que el arreglo musical y coral sea sencillo, breve y suave. Toma en cuenta en la composición musical las formas de invocación y respuesta.
8. El canto de la Comunión

   Misterio de Cristo y comunión fraternal
   Identificación con el Cristo del evangelio del día
   Los frutos de una vida en Cristo

¿Qué es el canto de la comunión?

Es el segundo de los dos cantos llamados procesionales que existen en la Liturgia de la Eucaristía. Es un canto que expresa el gozo que sentimos todos por la unidad en el Cuerpo de Cristo, y manifiesta la realización del misterio que se está celebrando.

   Es el momento en el que con mayor razón nos sentimos unidos y hermanos. Es el momento en el que todos comemos de un mismo pan y bebemos una misma sangre. Es el momento en que celebramos la unidad de la Iglesia. Esto nos da alegría y ánimo para continuar caminando.

¿Qué cantos puedo elegir para este momento de la celebración?

En general, durante los tiempos más importantes del año litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua de Resurrección, es preferible que la mayor parte de los cantos usados en este momento sean de una naturaleza propia del tiempo litúrgico que se celebra.
   Es decir que por ejemplo, en Adviento, puedes entonar cantos que resalten el sentido de espera, que hablen de que el Señor está cerca y pronto nacerá, de que hay que preparar el corazón para que sea hoy un pesebre. En Pascua de Resurrección tus cantos manifestarán el gozo de la nueva vida que nos fue alcanzada por el sacrificio de Cristo, de que Él esta vivo y venció la muerte. Tú puedes ir haciendo la elección de tus cantos si pones atención a la letra del mismo y al tiempo o momento litúrgico de que se trate.
   Para el resto del año litúrgico o lo que es lo mismo, para el Tiempo ordinario, pueden usarse cantos que no choquen con el carácter pascual de cada domingo.

¿Quién canta el canto de comunión?

Es un canto en el que el pueblo debe participar entonando aunque sea la parte que llamamos "coro", ya que con ello también se manifiesta claramente esa unidad de la que hablábamos anteriormente.

¿En qué momento debe iniciar el canto de comunión?

Es un canto que inicia cuando el sacerdote comulga, y que se prolonga mientras los fieles comulgan hasta el momento que se juzgue oportuno.
   Un buen músico litúrgico sabe que el canto comienza al comulgar el sacerdote y se debe terminar cuando terminan los fieles de comulgar. Esto tiene la siguiente explicación. Hay un momento después de la comunión que es importante que lo vivan todos los presentes en la celebración, incluyendo a las personas del coro y a los músicos, se llama silencio sagrado. Es un momento de paz interior que se manifiesta con el silencio exterior y nos ayuda a comunicarnos íntimamente con el precioso y divino huésped que ha llegado.
   Un músico no tiene derecho a robarse este momento por un mero lucimiento personal.
   Además, cuando están por comulgar los últimos fieles de la fila, se presenta la mejor oportunidad para que el propio músico también comulgue y participe del Banquete, sin quedarse fuera de la celebración plena.
   No te quedes fuera de este momento y deja que el silencio haga cantar los corazones de los hijos de Dios ahí reunidos, permite que tu comunidad entregue también su propia composición y su propio canto.

¿La música instrumental puede usarse para este momento?

El canto de comunión debe ser cantado. La música instrumental puede usarse para acompañar el silencio sagrado del que ya hablamos. Pero nunca como un concierto y ni siquiera con volumen alto o lo que pareciera un volumen "normal".
   Esta música instrumental debe ser interpretada muy suavemente, de modo que no interrumpa a los fieles y mucho menos les estorbe. Si se ejecuta tiene una función muy específica, solamente acompaña, no incomoda.

Liturgia de la Palabra



Liturgia de la Palabra


Finalidad:
  • La proclamación de la Palabra de Dios
  • Recibir la Palabra de Dios que se proclama
  • Responder a esa palabra
Contenidos: Ocho elementos constituyen esta parte
  • Primera Lectura
  • Salmo Responsorial
  • Segunda Lectura
  • Aclamación antes del Evangelio (Aleluya)
  • Proclamación del Santo Evangelio
  • Homilía
  • Profesión de fe (Credo)
  • Oración universal

La Música en la Liturgia de la Palabra

Nota aclaratoria: El Salmo responsorial no lo vamos a "tocar" nosotros aquí, por que no le toca a los "chicos del coro" acapararlo, ni mucho menos al que dice que tiene mejor voz, sino que ese ministerio es todo un ministerio aparte del ministerio de música.
El salmista es otro ministro con un oficio distinto al que tú tienes como parte del coro.

1. El Aleluya

   El núcleo de la palabra

¿Que es el aleluya?

Dentro de la clasificación de cantos en la liturgia, este canto esta considerado dentro del grupo de las aclamaciones.

La palabra "aleluya" tiene su origen en una expresión hebrea que significa ¡Alabad a Yahvé! o ¡Alabado sea Yahvé!

El Aleluya es la alegría que se canta a sí misma porque no tiene palabras para expresarse. Se asemeja a ciertas formas de júbilo que hay en todos los pueblos, como un milagro de alegría, de poder estar contentos.

San Agustín escuchó ese cantar sin palabras en los campos y las viñas de su país y predicó sobre ello en forma maravillosa. Es un grito de aclamación a Cristo, Maestro y Señor.

Antiguamente se cantaba alargando únicamente las vocales de la palabra y haciendo variaciones melódicas sobre ellas:

   Aaaaa,leeeeee,luuuuu, yaaaaaaa

En el siglo VIII se agregó un verso de alabanza tomado de un salmo del Evangelio o cualquier otro texto de la Sagrada Escritura.

El aleluya indica, en Misa, que hay que prepararnos a escuchar a Cristo en el santo Evangelio.

¿De dónde se obtienen estas frases?

Las frases que son cantadas en la parte intermedia del Aleluya son de la Sagrada Escritura y se encuentran en el libro llamado Leccionario, el cual propone los versos especiales para cada domingo ordinario y también una colección de versos comunes que se pueden utilizar en cualquier domingo del mismo tiempo litúrgico o en las ferias de entre semana.

El Misal mensual y los Propios mensuales traen la frase de una manera muy fácil de encontrar.

¿Quién canta el aleluya?

Toda la asamblea reunida debe cantar el Aleluya, así toda la comunidad expresa su alegría. Todos deben participar del gozo de tener un encuentro fuerte con el Señor, que habla. Es toda la asamblea que se pone en marcha hacia el Señor, aclamando con entusiasmo, dentro de un ritmo comunitario y coral.

Por eso no se vale convertir el Aleluya en un canto de estructura similar a la de un salmo responsorial, así como tampoco dejarlo de cantar.

¿Cuál sería la forma ideal de cantar el Aleluya?

Con alegría y con gozo, en una postura de pie y atención. Con una distribución del canto de la siguiente manera: inicia un solista o un pequeño coro cantando ¡Aleluya!, enseguida la asamblea contesta: ¡Aleluya!, posteriormente la asamblea canta el versículo y todos repiten Aleluya para terminar.

Así sería la forma ideal de cantar el Aleluya. Es así verdaderamente otro de los cantos llamados, "interleccionales" -el otro canto interleccional es el salmo responsorial-.

La asamblea que antes ha escuchado, meditado y sentido, ahora aclama jubilosa al Señor. Sin embargo, si no es posible que la asamblea sepa y ensaye el verso intermedio, pues que lo cante el pequeño coro o un solista.

¿Siempre se canta el Aleluya?

No. Durante el tiempo litúrgico de la Cuaresma se omite la palabra "Aleluya" y un verso breve de carácter aclamatorio lo reemplaza.
Nosotros conocemos este verso como Honor y gloria a Ti, Señor.

Debemos tomar en cuenta también lo que la Introducción General del Misal Romano señala cuando se refiere al Aleluya en el número 39. Dice "si el Aleluya no se canta puede omitirse". Otras opiniones calificadas recomiendan que debe omitirse si no se canta. Sin embargo, nosotros como músicos hemos de procurar que siempre se cante de la mejor manera posible.

El Aleluya es un canto que debemos cantar todos.


2. El Credo



   Síntesis de la fe proclamada



El Credo es la profesión de fe de la Iglesia. Es una respuesta a la Palabra de Dios. Tiene un valor de tradición que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe.



   Los domingos y las solemnidades hay que "gritar" esta fe con mucha devoción y pasión. Es nuestra fe. Es en lo que creemos. Es lo que en esencia somos, lo que nos identifica, lo que nos hace hijos, hermanos, Iglesia.



   Antes -mucho antes-, esta profesión de fe se cantaba con frecuencia... pero en nuestros días, cantar el Credo es casi casi una posibilidad nula. Razones de tiempo, de dificultad para musicalizar un texto tan largo y tan bello de una manera sencilla, de modo que lo pudiéramos cantar todos, imposibilitan que hoy día se cante los domingos o en las solemnidades. Esto sólo algunas ocasiones lo vemos y escuchamos ahora transmitido desde el Vaticano por televisión.



   Sin embargo debes saber que el Credo es lo que eres... es tu razón de ser... que antes se cantaba pero que, hoy, hay que recitarlo de forma convincente, viva, enérgica y encarnada.



   Si lo cantas... sólo cuida que todos lo canten, porque esta profesión de fe es de todos. Puedes hacerlo de manera alternada por un solista y el pueblo, o bien por dos coros.

jueves, 16 de abril de 2015

Los Ritos Iniciales de la Misa



Los ritos iniciales de la Misa:

Finalidad:
  • Congregar la asamblea
  • Propiciar la unidad de los hermanos
Contenido: Lo constituyen siete elementos
  • Canto de entrada
  • Saludo al altar
  • Saludo a la asamblea
  • Rito penitencial
  • Kyrie, Eleison o Señor, ten piedad
  • Himno del Gloria
  • Oración colecta
La música en los ritos iniciales de la Misa

1. El canto de entrada
La búsqueda de Dios a través de la Iglesia
El amor de Dios, que nos eligió y nos convoca
Un aspecto de la salvación según el tiempo litúrgico

¿Qués es el canto de entrada?
Para iniciar algún acontecimiento importante hay que hacerlo bien. No se puede hacer una presentación floja de aquel momento que se va a vivir y es de suma importancia.

El canto de entrada es pues muy importante, ya que es el que da inicio a la celebración de la Misa. Debe suscitar la fe de la comunidad, congregarla y unirla. Se dice que es un canto funcional, pues debe cumplir esta función.

Con este canto inicia la primera parte de la Celebración eucarística. Comienzan los ritos iniciales de la celebración.

¿Quién canta el canto de entrada?
El canto de entrada es un canto que debe entonar toda la asamblea reunida. Es un canto del pueblo. Es un canto de todos, pues todos vamos caminando juntos. Se recomienda que todos los asistentes lo sepan para que todos los canten. Por lo menos la parte a la que llamamos el coro.

La labor correcta de los músicos en este momento será de logar que toda a asamblea entone el canto de entrada. Si lo logran, estarán haciendo lo que deben hacer.

¿Cómo se canta el canto de entrada?
Es un canto que acompaña el caminar de la Iglesia hacia la casa del Padre. Es un canto que acompaña la procesión de inicio, por lo tanto debemos entonarlo con alegría, con júbilo, con entusiasmo, porque así lo requiere el momento litúrgico.

¿Cómo puedo elegir el canto de entrada?
Hay que poner en práctica algunas recomendaciones y observar con cuidado que un canto de entrada manifiesta:

Lo que manifiesta un canto de entrada:

a) La búsqueda de Dios a través de la Iglesia.
b) El amor de Dios, que nos eligió y nos convoca.
c) Un aspecto de la salvación según el tiempo litúrgico.

Recomendaciones:
  1. Selecciona cantos que tienen un carácter procesional y sepáralos. Es decir, selecciona los que hablas de caminar, peregrinar, subir, andar juntos, como Iglesia, en unidad, que hablas de ir hacia la casa del Padre, de llegar al altar, de ponerse en marcha, de avanzar, de levantarse y continuar.
  2. Si son pocos los que encontraste, no te preocupes, por lo menos ya los detectaste y sabes ahora que un canto de entrada debe tener un carácter procesional.
  3. Revisa la forma en que los cantas hoy, es decir tus arreglos musicales y corales. Considera si tienen entusiasmo, energía y júbilo para animar esta procesión. También debes revisar tu corazón, si de verdad se siente ese gozo y ese deseo de caminar en unidad.
  4. Pregúntate si todos estos cantos ya los conoce tu comunidad, si los están cantando o no todos los asistentes.
  5. Si todavía estás cantando tú solo o sola; o exclusivamente el grupo de músicos está interpretando el canto de entrada... te sigue haciendo falta corregir algo.
  6. Durante los tiempos más importantes del año litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, es preferible que la mayor parte de los cantos usados en la entrada sea de una naturaleza propia del tiempo.
2. Señor, ten piedad.
"Señorio de Cristo, misericordia y alabanza"
 Kyrie, eleison, es una antigua forma en que pedimos al Hijo, nuestro Señor (Kyrie), quien conoce nuestra condición humana, que se apiade de nosotros. (eleison).

La letanía corta del Señor, ten piedad fue tradicionalmente una oración de alabanza a Cristo resucitado.

Ha sido resucitado y hecho Señor, por lo que le pedimos que muestre su amorosa bondad.

La liturgia latina conservó esta fórmula en lengua griega para subrayar el sentido oriental de "Hexomológesis", es decir, la confesión y proclamación del señorio de Cristo resucitado cobre la humanidad y su historia. Por eso esta aclamación no es trinitaria, sino cristológica, dirigida a Cristo, Señor por excelencia.

Tiene un sentido de grito de petición, de entusiasmo aunque la letra sea sencilla. Debe ser una expresión viva, como aclamación a Cristo Jesús implorando su misericordia.

¿Cómo se canta el Señor, ten piedad?
El Señor, ten piedad puede recitarse, pero cuando se canta debe observar estas directrices que nos ayudarán, como músicos, a realizar mejor nuestra función.

Recomendaciones:

  1. El texto debe ser una letanía corta, Hemos de cantar solamente el texto Señor, ten piedad. El de nosotros ya no tiene caso decirlo, pues si lo decimos estamos repitiendo algo que ya dijimos. Existen ya varias formas de cantarlo que incluyen el de nosotros. Puedes continuar cantándolos, no hay mucho problema, pero tú puedes componer melodías bellas y sencillas en donde esto ya quede excluido, con un arreglo musical o coral breve y simple, a fin de no dar una importancia indebida a este momento.
  2. Señor, ten piedad, es un canto que debemos animar a que la asamblea reunida lo cante, que responda y aclame, que viva y goce.
  3. Hay que procurar que aunque sea un canto breve y aparentemente simple, no se deje de cantar por lo menos en las celebraciones dominicales y en todas las festividades.
  4. No debes alterar la "letra oficial".

3. El himno del gloria.

¿Qué es el himno del gloria?
El gloria es un himno antiquísimo que data aproximadamente del siglo II d.C.

Es una hermosa doxología o alabanza a Dios, fruto poético de las comunidades cristianas primitivas, cuya fuente es la Biblia. El Gloria nos invita a glorificar a Dios Padre y a Cristo Cordero de Dios. Es una invocación trinitaria de la antigüedad. Es la forma en la cual la Iglesia, reunida en el Espíritu Santo, alaba al Padre y suplica al Hijo, Cordero y mediador.

¿Has caído en la cuenta de lo que este hermoso himno dice:

Gloria a Dios en el cielo y en la tierra az a los hombres que ama el Señor

nos permite hacer nuestros, en la santa Misa, estos dos grandes anhelos, dar gloria a Dios y pedir la paz para los hombres? Esa paz que es termómetro y signo de la presencia de Dios en el corazón.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias

¡Es todo un programa de vida decir esto! En él esta comprendido lo que el cristiano debe hacer de su vida. Para eso nacimos y para eso vivimos: para adorarlo y glorificarlo. Para darle gracias por tanto amor.

¿El himno del Gloria se canta o se recita?
Este himno de alabanza, alegre y festivo, queda muy desdibujado en la mayoría de las celebraciones, sobre todo porque al no cantarse pierde buena parte de su sentido.
Como himno laudativo, el Gloria debe ser cantado y debe ser cantado por toda la asamblea preferentemente. Sin embargo también el himno lo puede entonar sólo el presidente de la celebración, el director del coro o un grupo de cantantes o cantores. Puede ser una oportunidad para que el coro cante sólo en ocasiones festivas, aunque lo ideal sería cantarlo todos juntos, todo el texto o bien alternando la asamblea con el grupo de cantantes. Si no se puede cantar, será necesario encontrar las maneras más idóneas para que no sea leído de una manera simple, recitado sin gracia. Un buen declamador u orador que tenga buena entonación, pronunciación y puntuación es mejor que lo haga él solo o alternando con la comunidad.

¿En el año litúrgico siempre se canta el Gloria?
No. Hay dos tiempos del año litúrgico en los que se suprime el Gloria: en Cuaresma y en Adviento no se canta ni se debe recitar, al menos que se trate de una solemnidad. En esos casos se canta o se recita, como por ejemplo: el 12 de diciembre, que cae en tiempo de Adviento pero que es una gran celebración para todos los mexicanos y los latinoamericanos. Ahí hay que cantar el gloria con mucho fervor y júbilo. Lo mismo en Navidad y la Vigilia Pascual, la noche santa de la resurrección.

¿Cómo se canta el Gloria?
Existen graves errores que cometemos y hemos cometido por mucho tiempo al cantar el himno del Gloria. Hemos creído que con el solo hecho de que un texto musical incluya en alguno de sus versos la palabra "gloria", ya con eso es suficiente para hacer de aquél un canto propio para ese momento litúrgico.

Recomendaciones:
  1. Revisa el texto de tu Gloria. Comprueba que la letra del mismo sea el texto oficial litúrgico, es decir, el mismo que te sabes de memoria y recitas en ocasiones. Si no lo es... ¡deséchalo! Y mejor compónle alguna melodía a tan hermoso texto.
  2. Observa que el arreglo musical sea alegre y festivo, para que pueda ser cantado como himno de alabanza.
  3. Procura que ese arreglo sea sencillo y bello para que la asamblea cante contigo y con tu grupo.

Esquema general de un acto liturgico



Todos los actos litúrgicos constan de cuatro partes fundamentales:

a) Ritos iniciales
b) Liturgia de la palabra
c) Liturgia propia del sacramento (en este caso de la Eucaristía)
d) Ritos conclusivos

Con esto vemos que todo acto de culto litúrgico tiene un momento de inicio, una bienvenida, un saludo.

Una proclamación de la Palabra de Dios.

Su propia liturgia... es decir, sus propias formas, momentos, palabras y actitudes especiales para celebrarlo. Por ejemplo, el rito del matrimonio o el rito del bautismo no se llevan a cabo de la misma manera. Cada uno tiene su propio ritual.



Y por último, todos estos actos tienen su forma especial de concluir, de continuarse en la vida diaria.

Tentaciones musicales en la liturgia



En todos lados hay tentaciones. Unas muy dulces, muy bellas,, muy simples, muy sutiles, muy serias, pero al fin y al cabo tentaciones.

En la liturgia son muy frecuentes y son bastantes, sin embargo solo tocaremos tres, consideradas de las más peligrosas, en las que hay que poner todo el empeño posible para tratar de evitarlas o por lo menos no dejar que nos toquen tan seguido.

1. La tentación del "Yo lo sé todo"

Esta es muy propia del líder o los lideres del grupo. Nadie puede hacer ninguna observación. Cuidado con caer en esta tentación, hasta este momento debemos reconocer que hay muchas cosas de liturgia que no saben y que deben saber por ser ministros del canto. Que hay muchos datos, documentos, directrices, normas que deben conocer y aplicar para cantar en Misa y que francamente no tienen ni idea de lo que piden e indican.

No es malo saber todo, lo malo es que no quieras aceptar tus debilidades y tus limitaciones.

Estas deficiencias hay que aceptarlas por el lado positivo, a la larga te nos van enseñando a encarnar la humildad. Vamos aprendiendo a conocernos y a pulir nuestras cualidades. Entendemos que todos nos necesitamos y descubrimos en nuestros hermanos el valor que ellos tienen. Comenzamos a descubrir cómo el Espíritu Santo actúa en todos y es para todos. Comenzamos a darnos nuestro justo valor y damos a los demás el valor que tienen.

Por otro lado vemos que no estábamos tan solos como creíamos. Cuando descubrimos nuestros limites y a tocarlos, nos damos cuenta que ahí es justo donde empiezan las manos amigas.

Cuantos coros se desintegran por la necedad de darla cabida a esta tentación en medio de ellos. Cuantos de estos líderes "sabelotodo" acaban por destruirse a sí mismos y a los miembros del coro.

Debemos practicar el que todos opinen, que todos hablen, que puedan escucharse... Hay tanta riqueza en cada uno de los que forman parte de ese coro, que imaginar esa armonía cantando en una celebración cambia de modo radical la unción de los cantos.

2. La tentación de poner en práctica "lo más fácil.

"Lo práctico en enemigo de la liturgia"

Un verdadero ministro no puede tener una mentalidad "light" o vivir ese ministerio de la manera más fácil. 
El mundo trata de hacernos creer eso, que para ser "moderno" hay que ser "light" y que en las cosas de la iglesia... mmm... ¿por qué no también?...

Esta tentación nos ha llegado y nos ha pegado tan fuerte que hoy día queremos participar en Misas "light", de esas que "duren" poquito tiempo; tener una fe "light", de esas que no comprometen y no quiten tiempo: caminar con una esperanza "light", que "al cabo al último me arrepiento y ya"; amar con caridad "light", es decir, cuando yo quiera, me convenga y se ajuste a mis necesidades.

Los músicos en la liturgia no estamos exentos de esto: nuestros ensayos son light. No ensayamos como deberíamos. No le damos tiempo a la labor musical que tenemos que hacer como verdaderos profesionales.

Cuando decimos ensayar, queremos que sea un ensayo rápido, más bien dicho un "ensayito", porque nos aburre eso de estar repitiendo y repitiendo hasta que salga bien. Cuando elegimos un canto queremos que sea lo más "facilito" posible por que no nos sabemos otras pisadas en la guitarra que las del círculo de sol.

Caer en esta tentación nos priva de algo maravilloso que es la superación de nuestras deficiencias. Nos priva de sacar lo mejor de nosotros mismos. Le priva al pueblo de Dios reunido de elevar su espíritu a dimensiones desconocidas.

3. La tentación del "me vale".

Quizá esta es la peor de todas las tentaciones. Es la tentación de no aceptar que el otro tenga un poco de razón en lo que dice y aunque la tenga, pues de todos modos no la aceptamos, ni damos el brazo a torcer: ¡me vale!

Reconoce que siempre va a haber alguien que sabe más que tú y que sabrá guiarte, que podrá guiarte..., pero reconoce que también siempre habrá alguien que sabe menos que tú, a quien deberás echarle la mano con responsabilidad.



Con una actitud de "me vale" puedes estar dejando de ser luz para muchos que necesitan que los ilumines.

Lo que no va en la liturgia



Ahora veremos algunos aspectos que toda celebración litúrgica rechaza en cuanto a música y cantos se refiere.

1. Parodias, nunca en la liturgia.

Definamos lo que es una parodia con términos sencillos: parodiar es ridiculizar con algo que fue creado para otro fin. Parodia es usar una parte de algo que ya estaba hecho y sustituir esta parte con otra, para darle otro sentido diferente del original. En otras palabras, podríamos afirmar que hacer una parodia es como "robarnos" algo que le pertenecía a otro. Por esto la liturgia no lo acepta, porque ella no necesita tomar algo y modificarlo intentando darle otro sentido para que pueda ser usado dentro de las celebraciones. Para eso cuenta con el Espíritu Santo, que hace original todo el asunto y da abundantemente a sus hijos músicos toda la capacidad creativa.

Cuando nosotros escuchamos la "musiquita" de tal o cual canción, nuestro cerebro se conecta inmediatamente con el original, nos revela enseguida el sentido con el que fue creada y nos lo asocia con el momento "x" en el que nos impactó, nos impresionó, nos emocionó, nos motivó.
Si tu misión como músico en la liturgia es favorecer el encuentro con el señor... las parodias estorban en una celebración y hay que arrancarlas de la liturgia. Las parodias nos hacen daño a todos y en los actos litúrgicos no tienen nada que hacer. 

2. Concierto, nunca en las celebraciones.

La función de un músico en la liturgia es hacer que el pueblo cante

Acompañar el momento celebrativo que se esta viviendo y practicar el mandamiento de "no estorbarás" a tus hermano reunidos, mucho menos acallar sus voces o impedir que canten contigo.

La liturgia no acepta "estrellitas" que se sienten artistas de primera categoría y grandes maestros de la música. No, porque no es el lugar para lucimientos personales, para acaparar la atención de los asistentes o para sentirse un ser de otra galaxia que nos hace un favor al cantar "para" nosotros.

En la liturgia, todos somos pueblo, un pueblo que tiene sus participaciones bien definidas, un pueblo que camina unido, donde no se vale que alguno se sienta el cacique o el único. En la liturgia la música es la vida misma de la celebración y tiene que estar siendo inyectada por toda la asamblea reunida. Cristo cantando en todos y todos cantando con Cristo.

Claro, hay momentos en los que la participación musical permite que los grupos, coros o instrumentistas hagan uso particular de su talento. Sin embargo, esto no puede ni debe suceder siempre. Lo que si debemos procurar siempre es que el pueblo cante lo que le toca y no deje de cantar sólo porque algún coro mal informado se "adueñe" de esos momentos.

Es muy recomendable el ensayar con el pueblo, esto te permitirá hacer cantos diferentes a los de siempre, no tengas pena ni vergüenza el hacerlo, no caigas en la tentación de sentirte ridículo y de sentirte "bicho raro" por lo que hagas. ¡Esa es parte de tu tarea! Es parte de los requisitos que debe llenar el perfil de un buen músico litúrgico.

No hagas lo malo que muchos hacen sólo porque les da pena; llegan tarde, no tienen ganas de cantar, les da miedo, no quieren que otros canten, cambian cada ocho días el esquema e inventan no sé que tantas y tantas cosas hasta conseguir que esta participación que al pueblo le toca vivir, ¡enmudezca!

3. ¡Improvisaciones, nunca más!

No se vale dejar todo a última hora.
En el caso de los jóvenes que cantan en Misa, cuántas y cuántas veces nos damos cuenta que ya es la hora de que comience la celebración y ellos todavía no han afinado guitarras, no tienen acomodadas las voces... Va iniciando la procesión de entrada y ellos ¡no saben ni que van a cantar!

Es fascinante ver los rostros de algunos llenos de angustia por esa razón. Miran a todos lados preguntándose "¿cuál cantamos?" Y como nadie responde -ni el director porque todavía está afinando- el más intrépido, el  o la del pandero dice con voz firma y mano temblorosa: ¡la misma! Que comience la celebración...

Esto ya no se vale. Estamos dándole de lo que "nos sobra" al Señor. Él nos da todo a cada instante y cada día. Él se nos está dando todo en la Eucaristía y nosotros solamente, al cantar, le damos lo que nos sobra. Si nos sobra un poco de tiempo en la reunión del sábado... pues, ensayamos. Si nos sobra algo de talento musical... pues componemos. Si nos sobra algo de entusiasmo para preparar los esquemas de cantos... pues lo compartimos. Si nos sobra algo de vida para ponerla en las manos de Dios... pues ahí nos vamos.

Cuando un coro se presenta a celebrar con sus hermanos en la fe que dice tener, ya se ha preparado, ya ha ensayado, ya ha estudiado la celebración en la que va a participar, ya está en comunicación con el sacerdote y el resto de ministros del equipo de liturgia; cuando ya ha afinado sus instrumentos, tiene correctamente colocados a sus integrantes y afinados sus instrumentos; todos tienen el esquema de los cantos a la vista, están en su espacio, lo cuidan y lo respetan... ¡eso va a sonar bien! O por lo menos va a sonar "diferente".

Comenzarán a tiempo, terminarán a tiempo, cantarán donde deben y guardarán silencio donde la liturgia lo exija. Estarán en comunión y no serán un mero adorno. Estarán participando con una comunidad y no quedarán simplemente reducidos a -como dicen algunos en son de ofensa- "mariachis contratados" para sacar adelante "un numerito" Debes saber que:

Participar en una celebración no es cumplir con un contrato, aunque te hayan "contratado" para cantar.

4. Cantos de evangelización, nunca.

Muchos cantos que existen en la Iglesia no son creados para la liturgia. Es decir, son cantos inspirados en Dios, en la vida, en la muerte, en virtudes y sentimientos bellos y nobles como el amor, el perdón,  la amistad, el cariño, la ternura; pero no responden por muy hermosos que sean, a lo que las normas y los momentos litúrgicos exigen.

¿Qué hacer con esos cantos en la misa? ¿ Los podríamos cantar? ¿Los desechamos? A estas alturas ya te estarás dando cuenta de que la participación del pueblo es muy importante en Misa y que un canto, para que sea litúrgico, debe responder a las normas y a los momentos que se viven dentro de ella.

Todo tiene un orden y no puedes olvidar que e el orden está Dios.

Lo ideal es que los cantos compuestos para los momentos de evangelización no sean llevados a los momentos propiamente litúrgicos. Que no se canten ahí, a menos que, una vez analizados litúrgicamente, se consideren apropiados para algún momento y respondan a la necesidad de la comunidad celebrante.

Estás canciones propias para la evangelización tienen un objetivo muy particular: sirven para animar la fe, para contagiarla, para anunciarla, para presentarla, para estimularla, para alegrarte con ella, para compartirla... Los cantos e himnos litúrgicos tienen otro fin, mucho más profundo y espiritual: son ¡para celebrar la fe!

Ellos quieren ponerte en la presencia de Dios, en contacto íntimo con Él. Te ayudan a soltar desde lo más profundo de ti tu propio canto, tu propia canción: como dicen por ahí: "te elevan" y elevan hacia Dios lo más hermoso de ti mismo.

Los dos tipos de cantos son bellos: proceden de la misma fuente, ¡claro! Sin embargo dale a cada uno su lugar y su espacio y podrás comprobar que el sabor de cada uno de ellos será dulce e inconfundible!

Recuerda que las normas litúrgicas nunca van a cortar las alas a nadie, ni van a mutilar canciones nada más por que sí, sino que les van a dar plenitud.

PISTAS PARA ANALIZAR UN CANTO Y SELECCIONARLO COMO LITÚRGICO O NO

El canto que tú decidas someter a este test habremos de analizarlo bajo tres aspectos esenciales. No podemos quedarnos meramente con un solo tipo de análisis, porque nos quedaría incompleto y conforme vamos analizándolo en sus tres aspectos, nos resulta más rápido y fácil de discernir de qué tipo de canto se trata.

Análisis general:
  1. ¿Cómo se llama la canción?
  2. ¿Quién es el autor o autores de ella?
  3. ¿De qué habla el canto... cuál es su tema general?
  4. ¿Dónde lo escuchaste?
  5. ¿Quién lo interpreta?
  6. ¿Qué sentimiento te inspira?
  7. ¿Por qué lo quieres cantar en Misa?
Análisis musical:
  1. ¿Su formula melódica es sencilla? (¿Es pegajosa, fácil de cantar para todos?)
  2. ¿Su fórmula armónica la sabes? (¿Sabes tocar la canción como es, o te la estás inventando?)
  3. ¿Para que instrumentos fue compuesta?
  4. ¿Con cuáles instrumentos la vas a tocar?
  5. ¿Los instrumentos que vas a usar están aprobados por el Obispo de tu diócesis?
  6. ¿El equipo que vas a usar está en perfectas condiciones técnicas?
  7. ¿Los instrumentos están afinados a la altura de las voces?
  8. Si usas instrumentos electrónicos, ¿has hecho prueba de sonido en la parroquia?
  9. ¿Los arreglos corales e instrumentos son buenos, ayudan a la oración o estorban?
  10. ¿Se escucha perfectamente la letra del canto y no se tapa con los instrumentos?
  11. ¿Se cantará al unísono, en forma responsorial, con un solista o de manera polifónica?
Análisis litúrgico:
  1. ¿En qué celebración litúrgica la quieres cantar? ¿En Misa, en alguno de los otros sacramentos, en la Liturgia de las Horas o en algún sacramental?
  2. ¿Es una composición para el ordinario de la Misa?
  3. Si es para el ordinario de la Misa, ¿respeta el texto "oficial" litúrgico?
  4. ¿Es una aclamación, un salmo, un himno, un canto deprecatorio, un canto suplementario o a qué grupo de cantos litúrgicos pertenece?
  5. Si es para cantarse en Misa, ¿cuándo se puede cantar: durante la comunión, la presentación de dones, entrada...?
  6. ¿A qué tiempo del año litúrgico pertenece: Pascua, Cuaresma, Navidad, Adviento o Tiempo Ordinario?
  7. ¿Es para alguna solemnidad especial?
  8. ¿De donde está tomado el texto: de la Biblia, del Leccionario, de algún documento especial, es Palabra de Dios o de hombre? ¿Tiene su referencia?
  9. ¿Cuál es la idea fundamental de este texto?
Es muy posible que por el momento si es que vamos comenzando en esto, no podamos responder muchas de las preguntas, pero con el tiempo y dedicación lo lograremos. Por lo pronto, no utilices cantos para la evangelización en la liturgia, por que ahí no van.

5. Nunca participaciones sin unción.

Es muy triste ver que en algunas celebraciones eucarísticas, los menos ungidos, los menos tocados por Dios, los más incongruentes entre lo que están diciendo y lo que están haciendo y viviendo, son los chicos del coro.

Que dolor da escucharlos cantar tan fríos, tan de "huesos secos", tan apáticos, tan hipócritas... No, no te ofendas, no es con afán de decir que tú lo eres.

Cantan juntos como hermanos, miembros de una iglesia... y la verdad es que viven solos: ni juntos, ni hermanos, sólo como miembros de su coro, miembros de sus intereses personales en ese coro -porque ahí está el chavo o la chava que "me late"-, miembros de su propio círculo y eso de hacer iglesia... mmm... como que no les va.

Que triste vivir así. Que triste no acabarnos de darnos cuenta de cuánto hemos perdido por estar acostumbrados a hablar sin conciencia, sin percibir que lo que decimos nos compromete, que lo que cantamos no es mero espectáculo, que lo que decimos y cantamos Alguien lo está escuchando.

Luego, como en la mayoría de los casos, los del "coro" son tratados y se dejan tratar como objetos de lujo, intocables, necesarios... pero ajenos, comenzamos a tomar actitudes que no nos quedan muy bien como auténticos ministros. Comenzamos a creer que somos los mejores, que somos los únicos, que nadie canta como nosotros, que nadie nos puede usurpar el lugar que ya tenemos en esa Misa, que con nadie nos tenemos que mezclar.

Comenzamos a pedir y en muchos a exigir, perdiendo de vista que sólo estamos para servir. Comenzamos a imponer, a no escuchar, a criticar, perdiendo de vista que existimos para alabar.

No cantes por cantar... te comprometes. No vivas por vivir... es muy triste. No hables por hablar... puede ser que nadie te crea. No te "eleves" más de lo que eres... te puede doler mucho la caída... mejor sirve, es tan sencillo... cíñete una toalla a la cintura y sirve...

Y si sirves para alabar, para hacer que tu comunidad alabe a Dios... déjate tocar por Él mismo. Que por tu boca salga su voz, que por tus ojos mire el Espíritu, que por tu canción sean tocadas muchas almas. No cantes jamás sin Dios en una celebración de fe... que no se te vea así. Que tú seas el animador, el músico que se "pone al frente del ejército" y lo hace avanzar con pie firme; que tú seas el que sostenga con su música y su testimonio la esperanza de los demás; que cuando todos te vean y te escuchen puedan decir con certeza: "¡Dios está aquí!... verdaderamente está aquí".