Liturgia de la Eucaristía
Finalidad
- Encuentro personal con Cristo
- El Hombre y Dios frente a frente
- Cristo se hace Sacrificio, y con Él nosotros, al Padre por el Espíritu
Contenido
- Presentación de dones
- Plegaria eucarística (antiguamente llamada Anáfora o Canon)
La Plegaria tiene nuevos elementos:
- Prefacio: El Santo, Santo, Santo es el Señor
- Transición a la epíclesis
- Epíclesis
- Narración de la Institución
- Anámnesis
- Segunda epíclesis o invocación
- Conmemoración de los santos
- Intercesiones
- Doxología de Alabanza
Ritos de Comunión
- Padrenuestro
- Signo de la paz
- Cordero de Dios (Agnus Dei)
- Signo de la fracción del pan
- La comunión
- Oración después de la comunión
La música en la liturgia de la Eucaristía
1. Presentación de dones
Nos ponemos ante ti
¿Canto de ofertorio o canto de presentación de dones?
Durante mucho tiempo, quienes cantamos en Misa hemos empleado mal el lenguaje al decir: el canto de ofertorio. Este momento litúrgico trata de la presentación de dones, no de la ofrenda del sacrificio de Cristo que se realiza a través de la Plegaria eucarística.
Hasta este momento el pan y el vino son únicamente dones que el pueblo congregado presenta al Señor para ser ellos, más tarde, el Cuerpo y la Sangre del Señor. Hasta este momento no hay víctima para ofrecer al Padre. Estamos solamente preparando los dones, así como Cristo lo hizo.
Además del pan y del vino, tienen cabida otras posibles ofrendas. Puesto que no podemos arrancar nuestro corazón y depositarlo sobre el altar, damos algo nuestro, como el dinero o las cosas materiales. Conste que dije "ofrenda" y no "limosna". Nuestra Iglesia no es limosnera. En este momento tu propia vida es la que entregas al Señor, tus sueños, tus anhelos, tus problemas y también tus miserias, porque cuanto más valioso sea nuestro obsequio, más expresará nuestro amor.
¿Qué función tiene el canto de presentación de dones?
Ya quedamos en que lo llamaremos así, con su nombre litúrgico correcto: canto de presentación de dones y ya no canto de ofertorio.
Esta colocado entre la Liturgia de la Palabra y la Plegaria eucarística. Es un momento menos intenso de la celebración y es una especie de respiro para toda la asamblea. Es una pausa en el camino de la celebración que nos debe permitir interiorizar la palabra escuchada y prepararnos fuertemente para la Plegaria eucarística.
¿Cómo se canta el canto de presentación de dones?
No necesariamente este momento debe ser cantado. Existen tres posibilidades musicales que puedes tomar en cuenta como músico para esta parte de la celebración:
a) La primera posibilidad es hacerlo todo en silencio o con una música de fondo, dándole un reposo al alma y a nuestros sentidos. Deberá cuidarse entonces que las piezas interpretadas por el instrumento no estorben ni roben esa paz que debe existir.
b) La segunda posibilidad es el canto. Aquí hay que señalar que los cantos que se elijan para este momento de la Misa los debemos revisar a conciencia en su letra y en su música. Ellos no deben insistir en el aspecto de ofertorio, sino en el aspecto de donación o entrega, o bien, de la alegría por sabernos hermanos reunidos en torno de Cristo o también pueden ser cantos que prolonguen el contenido entregado por Dios en la Palabra o el que se está viviendo en determinado momento litúrgico. Se recomienda que sus arreglos musicales sean suaves y bellos para que ayuden a destacar ese momento de reposo del que ya hablábamos. Este canto puede ser interpretado únicamente por el coro, con lo que adquiere el mismo sentido que la música de fondo, o puede ser cantado por toda la asamblea, lo cual no se debería hacer muy a menudo, ya que la obliga a estar activa, cuando en este momento la asamblea debe tener ese momento de reposo que ya comentamos. No debemos utilizar cantos que repitan el contenido de la oración universal o cantos que no tengan nada que ofrecer.
c) La tercera posibilidad es recitar en voz alta las plegarias de presentación de dones y que el pueblo conteste lo que les toca responder en ese momento: "Bendito seas por siempre Señor". Ello evidentemente no se tiene que hacer nunca cuando hay música de fondo y mucho menos si se esta cantando.
Cualquier posibilidad que tú elijas para ese momento, recuerda que no debe de alargarse más allá del tiempo que se tiene destinado para ello. Tienes que estar muy al pendiente y observar con mucho cuidado el ritmo que el celebrante lleva en la preparación de los dones, para que no termines antes o después que el presidente de la celebración, sino juntamente con él; de lo contrario estarías realizando mal tu función como músico litúrgico.
2. Santo, santo, santo es el Señor
Núcleo de los motivos de alabanza y gratitud
¿Qué es el Sanctus?
El Santo, introducido a la celebración eucarística en el siglo IV en la Iglesia de Oriente y en el siglo V en la Iglesia de Occidente, es una expresión de reconocimiento hacia la grandeza y la santidad de Dios. Es una aclamación que une esta Iglesia terrestre a la Iglesia celeste.
Es el canto más antiguo y el más importante del repertorio de los cantos llamados "del Ordinario".
Es una oración compuesta en una parte por las palabras que el profeta Isaías oyó cantar a los serafines y la otra parte procede de la alabanza con la que la multitud aclamó a Jesús al entrar en Jerusalén.
Es un modo de darle la bienvenida a Cristo, el cual está a punto de venir sobre el altar tan pronto el sacerdote pronuncie las palabras de la consagración... ¿No te parece extraordinario?
El Sanctus es la manera de preparar el alma a la venida del Señor en lo íntimo de nuestro ser.
¿Quién canta el Santo?
Es un canto que le pertenece al sacerdote y al pueblo; es un canto que pertenece a toda la asamblea congregada.
No, no pienses que no te toca cantar. El coro y los músicos también somos pueblo. Es en este canto donde todos nos unimos al coro de los ángeles y los arcángeles para aclamar y alabar a Dios por sus bondades.
La función que debes tener como músico litúrgico en este momento es la de animar a la asamblea a que cante y la de respetar íntegramente el texto "oficial" del Santo cuando se trate de elegir uno ya compuesto o tú vayas a componer alguna melodía para esta hermosa letra.
Si hay algún canto que debamos respetar completamente y cuidar que sea respetado, ése es el Santo, Santo, Santo es el Señor.
Cambiar o alterar el texto supone privar a la asamblea de la intervención que le corresponde. Si no "cantamos con los ángeles y los arcángeles"... nos "salimos" de la celebración celestial. ¡Únete sencillamente!
¿Cómo se canta el Santo?
Como el Santo es una aclamación al Señor, debe ser entonado con entusiasmo, con alegría, con energía.
Recuerda que es todo tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no pierdas de vista que es un canto celestial que debe ser acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite a cantar desde lo más profundo del alma esta oración. Es un canto al que debemos darle una estructura musical sencilla, fácil de aprender y de repetir por la asamblea.
Componer una melodía sencilla no significa sólo crearla utilizando "la primera y la segunda" de un tono, sino poniendo el empeño musical para lograrlo bellamente.
Ése es también el compromiso de tu ministerio como músico en la liturgia: "elevar" tus conocimientos musicales; es decir: superarte.
3. Anámnesis o aclamación conmemorativa
Salvación por Cristo
Es el momento en que decimos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! o Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas, o bien. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.
Estas respuestas aclamatorias con las oficiales y son propiamente una conmemoración del sufrimiento y la glorificación del Señor, con una expresión de fe en su venida.
La variedad en cantar estos textos y en la música es deseable. Así que a componer, amigos músicos.
4. El Amén solemne
El verdadero ofertorio
El sacerdote eleva la Víctima preciosa, que es Cristo, y pronuncia las palabras: Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos; entonces los fieles dan su asentimiento y hacen suyas esas palabras contestando vigorosamente: Amén.
Ahora sí que hay "Víctima" que ofrecer al Padre. Cristo es elevado al Padre, como ofrenda viva una vez más. ¡Éste es el verdadero ofertorio, el único ofertorio, el santo ofertorio... la divina Ofrenda que una vez más se entrega por la salvación de todos los hombres.
Por ello te digo que hay que cantar Amén vigorosamente, porque es el signo con el que se agradece, se asiente, se acepta y se reconoce en ese Cuerpo y en esa Sangre elevadas, al único Salvador, al único Amor.
Hay que cantarlo siempre. Es lo deseable ya que, litúrgicamente hablando, es lo correcto.
5. El Padrenuestro
Conciencia de ser hijos y hermanos
¿Qué es el Padrenuestro?
El Padrenuestro es uno de los más grandes tesoros de la Iglesia. Para nosotros los músicos cristianos tendría que ser la Iglesia. Para nosotros los músicos cristianos tendría que ser la perla más preciosa y preciada que tenemos y que guardamos en el mejor cofre de nuestro corazón. La acariciamos, la protegemos y por todos los medios debemos evitar su manipulación así porque sí.
¡Es la misma oración que Cristo nos enseñó!
Es ni más ni menos, Palabra de Dios. Es la oración por excelencia con la que nos manifestamos como hijos del Padre y hermanos de Jesucristo. Pedimos el perdón de nuestros pecados y el pan de cada día. Nos comprometemos con el amor al hermano y declaramos nuestra fe.
Con el Padrenuestro en la Misa, comienza nuestra preparación inmediata en el Banquete pascual, comienza el rito de la comunión.
¿Siempre debe cantarse el Padrenuestro?
No, no siempre debe cantarse, también esta permitido recitarlo. Se puede cantar únicamente en las celebraciones dominicales o en las solemnidades.
Lo que debemos recordar es que el Padrenuestro debe ser cantado o recitado con el corazón, sin prisa, meditado en cada palabra que vamos pronunciando. Fijémonos en lo que estamos diciendo, ya que, como se expresó anteriormente, es el mismo Cristo el que habla en nosotros al Padre. Ora y alaba en nosotros, con nosotros y por nosotros.
¿Quién canta el Padrenuestro?
Es un canto de la asamblea. Le pertenece al pueblo. Debe ser entonado por todas las personas congregadas. Es un momento que no acepta exclusividades, adornos corales complicados, y tampoco acepta cambios en el texto original. No podemos alterar la letra porque el autor de la letra no es otro sino Cristo.
Eso nos recuerda cada vez la monición que introduce el Misal Romano al Padrenuestro: Fieles a la recomendación que nos hiciste y siguiendo la letra que nos dejaste, nos atrevemos a cantar.
¡Músico litúrgico, en este momento particular siéntete orgulloso porque vas a cantar letra divina, porque vas a entonar el mismo texto que Cristo pronunciara una vez. Porque tienes la oportunidad de ponerle música a su propia inspiración.
Ante tal distinción, si eres compositor ¿qué música le harías? Y si eres cantante ¿cómo lo cantarías? ¿Lo habías pensado así?
¿Cómo se canta el Padrenuestro?
Reflexionando lo anterior, creo que sobra recomendar que cada vez que se entone el Padrenuestro, no hay que hacerlo de dientes para afuera, sino con toda el alma, con todo el pueblo, en unidad y con toda la energía positiva, con toda la fe.
Procura que la comunidad conozca perfectamente la melodía y ensaya previamente con ella tus arreglos corales. En ese momento cumple tu función con calidad.
6. Doxología del Padrenuestro
Estas palabras de alabanza: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor, son cantadas por todos, especialmente cuando se canta el Padrenuestro. También aquí el coro puede realzar la aclamación con armonía. Esto quiere decir: sin cambiar la letra... ¡cántalas! Por lo menos en las solemnidades... (Aunque cada celebración es y debiera ser una solemnidad, ¿qué no?)
7. El Cordero de Dios o Agnus Dei
¿Qué es el canto del Cordero de Dios?
Es un canto sacrificial que da sentido al gesto de Jesús, que partió el pan diciendo: Tomad y comed... Bebed todos de él, y que acompaña la fracción del pan.
El mismo Cristo se parte para todos en este momento de la celebración de la Eucaristía y nosotros le pedimos una vez más que venga a nuestro corazón, que tenga piedad de nuestra debilidad y nos conceda su paz.
Es pues un canto litánico para acompañar la partición del pan en preparación para la comunión.
¿Por qué a este canto se le llama también Agnus Dei?
Porque Agnus Dei en latín significa Cordero de Dios. El evangelio de Juan y el Apocalipsis llaman así a Jesús. En la iconografía se llama Agnus Dei a la figura de un cordero con una herida, con una bandera y un halo que seguramente tú ya has visto en sagrarios, ornamentos, en el cirio pascual y algunos otros objetos litúrgicos. Con ella se alude a la muerte, resurrección y totalidad del sacrificio de Cristo, evocado en la Eucaristía.
¿Quién canta el Cordero de Dios?
A diferencia del Santo, Santo, Santo es el Señor y del Padrenuestro, el Agnus Dei o Cordero de Dios no es necesariamente un canto del pueblo y por lo tanto puede ser cantado solamente por el coro o el solista, aunque se sugiere que el pueblo cante las respuestas Ten piedad de nosotros y Danos la paz.
Hagamos caso a esta sugerencia y entonces, como buenos músicos en la liturgia, habremos de procurar que el pueblo cante esta parte que le corresponde.
¿Cómo se canta el Agnus Dei?
El canto tiene dos partes: una que llamaremos la invocación, es decir, donde cantamos Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo y la otra que llamaremos la respuesta, es decir, ten piedad de nosotros y danos la paz. Se llama respuesta porque, como ya dijimos, es la parte cantada donde responde el pueblo u otra parte del coro.
La respuesta y la invocación podrán ser repetidas según exija la acción.
Recuerda que no es el momento de un lucimiento coral, sino de acompañar el momento litúrgico que se está viviendo, aunque cante el coro solamente.
Sugerencias para cantar el Cordero de Dios
Veremos cuatro pistas para que tu coro y tú puedan cantar mejor el Agnus Dei.
- Nunca sustituir este canto por un canto de los llamados "Cantos de paz", ya que de ningún modo un canto de este tipo puede sustituir el Cordero de Dios.
- Comienza a cantar en el momento en que veas que el sacerdote toma el pan para partirlo. Exactamente ahí debe iniciar este canto.
- No tengas miedo al silencio que puede acompañar el signo de "dar la paz". Recuerda que el silencio también es ¡música! Espera... En este momento de la paz no es necesario decir palabras, basta sólo con apretar las manos o darnos un abrazo y es mejor no cantar nada. Si hay que decir algo se dirá: La Paz del Señor esté contigo y se contesta: Y con tu espíritu.
- No alteres el texto litúrgico original cuando trates de componer una melodía. Procura que el arreglo musical y coral sea sencillo, breve y suave. Toma en cuenta en la composición musical las formas de invocación y respuesta.
8. El canto de la Comunión
Misterio de Cristo y comunión fraternal
Identificación con el Cristo del evangelio del día
Los frutos de una vida en Cristo
¿Qué es el canto de la comunión?
Es el segundo de los dos cantos llamados procesionales que existen en la Liturgia de la Eucaristía. Es un canto que expresa el gozo que sentimos todos por la unidad en el Cuerpo de Cristo, y manifiesta la realización del misterio que se está celebrando.
Es el momento en el que con mayor razón nos sentimos unidos y hermanos. Es el momento en el que todos comemos de un mismo pan y bebemos una misma sangre. Es el momento en que celebramos la unidad de la Iglesia. Esto nos da alegría y ánimo para continuar caminando.
¿Qué cantos puedo elegir para este momento de la celebración?
En general, durante los tiempos más importantes del año litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua de Resurrección, es preferible que la mayor parte de los cantos usados en este momento sean de una naturaleza propia del tiempo litúrgico que se celebra.
Es decir que por ejemplo, en Adviento, puedes entonar cantos que resalten el sentido de espera, que hablen de que el Señor está cerca y pronto nacerá, de que hay que preparar el corazón para que sea hoy un pesebre. En Pascua de Resurrección tus cantos manifestarán el gozo de la nueva vida que nos fue alcanzada por el sacrificio de Cristo, de que Él esta vivo y venció la muerte. Tú puedes ir haciendo la elección de tus cantos si pones atención a la letra del mismo y al tiempo o momento litúrgico de que se trate.
Para el resto del año litúrgico o lo que es lo mismo, para el Tiempo ordinario, pueden usarse cantos que no choquen con el carácter pascual de cada domingo.
¿Quién canta el canto de comunión?
Es un canto en el que el pueblo debe participar entonando aunque sea la parte que llamamos "coro", ya que con ello también se manifiesta claramente esa unidad de la que hablábamos anteriormente.
¿En qué momento debe iniciar el canto de comunión?
Es un canto que inicia cuando el sacerdote comulga, y que se prolonga mientras los fieles comulgan hasta el momento que se juzgue oportuno.
Un buen músico litúrgico sabe que el canto comienza al comulgar el sacerdote y se debe terminar cuando terminan los fieles de comulgar. Esto tiene la siguiente explicación. Hay un momento después de la comunión que es importante que lo vivan todos los presentes en la celebración, incluyendo a las personas del coro y a los músicos, se llama silencio sagrado. Es un momento de paz interior que se manifiesta con el silencio exterior y nos ayuda a comunicarnos íntimamente con el precioso y divino huésped que ha llegado.
Un músico no tiene derecho a robarse este momento por un mero lucimiento personal.
Además, cuando están por comulgar los últimos fieles de la fila, se presenta la mejor oportunidad para que el propio músico también comulgue y participe del Banquete, sin quedarse fuera de la celebración plena.
No te quedes fuera de este momento y deja que el silencio haga cantar los corazones de los hijos de Dios ahí reunidos, permite que tu comunidad entregue también su propia composición y su propio canto.
¿La música instrumental puede usarse para este momento?
El canto de comunión debe ser cantado. La música instrumental puede usarse para acompañar el silencio sagrado del que ya hablamos. Pero nunca como un concierto y ni siquiera con volumen alto o lo que pareciera un volumen "normal".
Esta música instrumental debe ser interpretada muy suavemente, de modo que no interrumpa a los fieles y mucho menos les estorbe. Si se ejecuta tiene una función muy específica, solamente acompaña, no incomoda.