jueves, 16 de abril de 2015

Para cantar en Misa debes ser un buen músico litúrgico



Uno de los bemoles que en ocasiones encontramos en las escuelas superiores de Música Sagrada es que en ellas se aprende, se aprecia, se cuida y se cultiva el gusto por la interpretación de las grandes obras musicales compuestas  a lo largo de la historia para la liturgia y para la cultura general. 

Sin embargo, con frecuencia encontramos también que la carencia o el exceso de programas académicos y la rutina o las exigencias por cumplir dichos programas, hacen que estas escuelas cubran únicamente el aspecto técnico del asunto. Cuando se les escucha participando en la celebración -generalmente sucede eso-, queda en el ambiente el "olorcito" de que no todo esta bien como se plantea y de que no concuerda la teoría con la practica. Se escucha hermoso pero en la música litúrgica lo bello no basta. 

A continuación a sugerencia de la escritora Blanca Sánchez Gil, se presentan algunas características que debería tener un músico litúrgico o aquel que cante en Misa:

  • Es una persona de fe
Es decir, es una persona que cree con todas sus células en Dios y en la Iglesia. Una persona que cree en el poder divino que canta en ella misma. Una persona que no se turba con nada y se sostiene ante todo. Una persona que está plenamente consciente de lo que esta haciendo. Que esta viva y cree que este regalo de la música en su corazón no lo recibe porque lo merezca, sino por que es amada en su debilidad. Es alguien que hace un acto de voluntad y generosidad para donarse a la fe, rompiéndose al egoísmo solamente porque cree. Es una persona que sabe perfectamente que al elevar su canto en la liturgia, alguien la esta escuchando.

  • Es una persona de oración
Hay música que no le agrada escuchar al Señor. Jesús "detesta" ciertas músicas en boca de los hombres (Mc 7, 6-7; Is 29, 1-3; Am 5, 22-24; 6, 4-6; 8, 10). Su atento oído escucha todo y conoce la intención de todo. Quien canta en la liturgia solamente por cantar, solamente por ganar un estipendio económico, solamente por destacar sus cualidades, solamente por lo que sea y no hace de su canto una verdadera oración, creo que está equivocando su camino y vale más que lo reflexione, antes de que tenga que dar cuentas de su corazón y de su acción.

  • Es una persona competente
Es decir, es una persona que tiene calidad. Que sabe hacer bien lo que está haciendo. Que hace a cada instante un esfuerzo por vencerse a sí misma  en su mediocridad y trata de superarse técnica y espiritualmente. Que recuerda que "La alabanza corresponde al sabio" (Eclo 15,10). Que no se conforma nada más con "presentarse" a una celebración y "sacarla" como se pueda, sino que reconoce sus limites y procura superarlos. Es una persona que no se conforma con su mediocridad, sino que busca como derrotarla. Es una persona que tiene calidad también en su vida. Que sabe que hay que dar un "extra" y no se amedrenta, sino que tiene el coraje suficiente para hacerlo y tratar de vencerse sí misma.

  • Es una persona con capacidad para trabajar en equipo
Es decir, ¡es una persona libre! No tiene las ataduras de los complejos o del egoísmo. Sabe lo que tiene, sabe lo que es, sabe por quién lo tiene y para qué se lo dieron. Presta, da, ofrece, colabora, participa, se integra y convive con los demás miembros del equipo de liturgia. No es el clásico músico que piensa que su voz y sus canciones son las únicas "ungidas", las únicas que vale la pena que el pueblo "escuche". 

Un músico litúrgico, un coro que cante en misas o un organista que participe en ellas debe estar integrado al equipo de liturgia de la parroquia. No puede ni debe andar solo. Recuerda que la Iglesia es 100% ministerial y lo que tú haces al cantar en Misa es ejercer un ministerio, el ministerio del canto en la celebración. Por lo tanto no puedes estar ajeno a todos los otros servicios que se están prestando ni puedes estar ausente en la preparación de esa celebración, por que tú estás en equipo con todos.

Cabe decirte aquí que los músicos que se precien de ser litúrgicos no se sienten dueños del "escenario" (que no lo es, por supuesto) ni de ninguna celebración. (¿Has oído aquello de "mi Misa", o has caído en la trampa de enojarte cuando alguien participa en "tu Misa" o quiere "robarte" tu tiempo de cantar?)

Ya basta de estar haciendo numeritos de verdaderas guerras "escénicas" entre coro y presidente de la celebración, o entre coro y otros ministros. Ya basta de no dialogar y de no poner al servicio de la celebración lo que a cada uno le toca. 


  • Es una persona con capacidad para transmitir un mensaje
Algo muy técnico: sabe cantar, sabe usar un micrófono, sabe hablar bien y pronuncia correctamente las palabras cuando canta, tiene por lo menos un timbre agradable en su voz y practica las técnicas de vocalización y respiración apropiadas para hacerlas "lucir" más. ¡Es entonado o entonada!, es decir que, como requisito mínimo tiene alguna calidad de afinación en su voz, por lo menos la reconoce y sabe distinguir cuando su voz no reúne esos requisitos.

Hay muchos amigos de "buena voluntad" que solo tienen eso: buena voluntad para cantar, pero no pueden hacerlo por más que lo intentan y lo practican. Ya es algo que "no se les da". Cuando eso ya no se da... es mejor reconocerlo y tratar de servir en otro ministerio dentro de la celebración.

Esto lo digo por lo siguiente: un buen cantante o un buen grupo puede hacer que toda la celebración sea más viva, más plena, más rica. Hace que toda la asamblea se "conecte" en ese encuentro espiritual con Dios. Favorece la celebración y ayuda a crear el ambiente que ella misma necesita y requiere. Pero un mal cantante o un grupo desafinado y sin ninguna noción musical puede echar a perder toda la preparación de una celebración. Puede "sacar" al pueblo de ese encuentro y distraerlo. Hace que toda la asamblea se canse y rechace cualquier mensaje que se pudo haber reafirmado con el canto.

Algo más profundo: ya aclaramos que durante las celebraciones litúrgicas Cristo esta ejerciendo su sacerdocio y estamos actualizando el Misterio pascual: pues bien, si no has asimilado en tu vida el mensaje que vas a transmitir, dime cómo vas a lograr decirlo, contagiarlo, impregnarlo en el corazón de tus hermanos. ¿Cómo vas a usar el poder de la música para sembrar el Evangelio, la palabra de Dios, si tú mismo no la conoces, no la interiorizas, no la vives...?

  • Es una persona humilde
Es decir, no se hincha, ni se envanece. Pero no sólo esto, sino que sabe que lo que hace, lo hace bien por el Espíritu que lo esta asistiendo. Porque Dios así lo ha querido y porque a lo que el mismo Dios le ha dado, le ha puesto de sí toda su voluntad y su corazón. Reconoce que el talento que tiene es suyo, pero sabe quién se lo dio y no lo pierde de vista; por el contrario, cada día que pasa agradece haberlo recibido y tenerlo para servir y hacer que su paso por esta vida haya valido la pena. Toca perfectamente sus limitaciones y sus debilidades; ve con profundo corazón que es amado o amada por encima de ellas. Que aún a sabiendas de lo que es, lleva un "tesoro en vasija de barro".

La humildad es tener en justa balanza las cualidades y los defectos, reconocer lo que hacemos bien, sin perder de vista que no somos perfectos.

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